Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Más información

Testimonio Mercè Fernández | 19 años

La experiencia Erasmus no son simplemente los meses que estás fuera, si no que hay un largo recorrido. Todo empezó en una reunión informativa en la escuela, donde nos explicaron de qué trataba, los países... Y también vinieron alumnos que anteriormente habían realizado un Erasmus. No fue fácil entrar, ya que primero de todo tienes que hacer un CV, una carta de presentación.... Y después una entrevista, parte en catalán o castellano y otra parte en inglés. Después de todo esto tocó la dura espera...

Por suerte fui una de las seis elegidas de grado superior. Aquí empezó todo. Reuniones, arreglar papeles y el curso de inglés en la Asociación Mundus. Allí pude conocer a muchas personas de distintos centros y con destinos diferentes al mío. Por casualidad coincidí con una de mis futuras compañeras de piso.

Llega el día, maleta en mano y rumbo hacia el aeropuerto acompañada de mi familia, donde al despedirme salto alguna que otra lagrima. Después de más de tres horas de vuelo llegamos a nuestro destino, Atenas. ¡Que calor hacía a diferencia del tiempo de Barcelona! Nos estaba esperando Eirini, nuestra tutora en Grecia. Subimos al taxi y rumbo a casa. Todo el camino mirando por la ventana; todo muy distinto a Barcelona. Llegamos a nuestra casa, asustadas, porque no nos conocíamos entre nosotras, no conocíamos el idioma, no conocíamos nada y estábamos solas. Por suerte no nos fue difícil acostumbrarnos y desde el primer momento hubo muy bien ambiente entre nosotras cuatro y no nos costó mucho coger confianza.

Lo que si que fue más difícil, para mí, fue la clínica, ya que el doctor con el paciente y viceversa hablaban en griego, y yo no entendía ni una palabra. Poco a poco, esto fue cambiando, algún concepto entendía o si no el doctor me lo traducía. Con el doctor, Nick Birlis, he aprendido mucho de mi campo de trabajo. Cosas que no sabía, otros métodos de trabajo... Pero sobre todo he aprendido la importancia que tiene mi trabajo, higienista bucodental, en una clínica dental.

En conclusión la experiencia de Erasmus ha sido una explosión de sentimiento, recorrer nuevos lugares, hacer nuevas amistades, aprender mucho… Pero sobre todo me ha servido para crecer personalmente y para saber que fuera de la zona de confort hay maravillosas experiencias y oportunidades nuevas.

Mercè Fernández