Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Más información

Testimonio Lara Fernández | 23 años

¡Hola, gente!

Mi aventura en Resita comenzó hace 7 meses. La decisión que me motivó a hacer este tipo de voluntariado fue porque estaba un poco perdida en lo que quería hacer en mi vida. Hace unos meses estaba estudiando educación social, pero llegué a la conclusión de que no era lo que me gustaba y, que tal vez este proyecto podría ayudarme a descubrirlo. Mi proyecto se basa en realizar actividades en las escuelas con niños/as romaníes.

Trabajamos todos los días durante dos horas en diferentes escuelas. Me gusta mucho el trabajo y también la forma en que está estructurado el voluntariado, porque tenemos la opción de tomarnos días libres y viajar sin gastar mucho dinero. Esta es otra razón que me empujó a hacerlo.


 

Mis pasiones son: el arte, viajar, descubrir nuevas culturas y nuevos idiomas como el inglés o el rumano.

Vamos a hablar un poco de cómo fueron mis primeros días aquí. El primer día llegué al aeropuerto de Timisoara a la 01.00 de la noche y la aventura recién comenzaba. Los chicos que me llevaron al aeropuerto no sabían hablar inglés, sólo rumano. Pasé todo el viaje a Resita tratando de encontrar alguna palabra similar a mi idioma, pero era muy difícil de entender. Y los siguientes días en Resita fue imposible para mí hablar más de cinco frases en inglés, pero con la ayuda de mis otros amigos voluntarios y un poco de estudio va cada vez mejor.

Al principio éramos cuatro voluntarios de cuatro países diferentes (España, Turquía, Bélgica e Italia). El primer mes fue Nade, Nathan y Clemence, con quienes empiezo a mejorar mi inglés, y con los que descubro un poco de Resita y algunos lugares más cercanos. Juntos fuimos a ver los diferentes lagos que tiene Resita (Valiug, Doman, Semenic), donde hicimos una noche de barbacoa, y cn quienes también visitamos otras ciudades como Timisoara, Caransebes, Oravita...

A finales de mes fuimos a un proyecto en un pequeño pueblo, Milcoveni, en la frontera con Serbia. En Milcoveni, un lugar en el que nuestra asociación es parte de diferentes proyectos juveniles, nos proponen ayudar durante el fin de semana. Y allí empezamos a hacer una conexión más fuerte y a conocer a mucha gente con las mismas pasiones e ideas que nosotros.


El apoyo de la Comisión Europea para la elaboración de esta publicación no implica la aceptación de sus contenidos, que es responsabilidad exclusiva de los autores. Por tanto, la Comisión no es responsable del uso que pueda hacerse de la información aquí difundida.